El avión sale a las 15:30 y el Transfer desde el hotel nos ha dejado en el aeropuerto de Palma a las 10:00. 5 horas en un no lugar. Un no lugar capaz de anular la sublimación de la expresión humana. Las manoseadas tetas de esa inmensa mujer recostada o las pegatinas en su cadera sirven de ejemplo. 5 horas en un aeropuerto. Tiempo para aprovechar y generar una nueva entrada en el blog de Baychimo. Se lo debo. Han pasado muchas cosas desde la última.
Hemos estado en FiraB contando lo que hacemos en nuestro proyecto de mediación Cultivando Miradas y el domingo participamos de su programación con los Versos que Anidan.
Esto del blog de Baychimo está dedicado a contar el proceso de trabajo de Sum; el trabajo para la primera infancia que estrenaremos en El Festival ElPetit de Sabadell este noviembre; así que os cuento cómo ha cambiado desde la última entrada.
Días después de que Navarro dejara en la nave su música, llegó Alberto Velasco.
Alberto, para quien no lo conozcáis, deciros (los que lo conocéis, seguro que estáis de acuerdo con la definición) que es un artista TOTAL. Os dejo un enlace a sus perfiles profesionales.
Invitamos a Alberto con la idea de que alguien jugara con la definición de la plástica del movimiento.
Sum juega con las sombras. Plantea un juego sobre la proyección y transformación de nuestra identidad en nuestras sombras. Habíamos construido la dramaturgia en base al movimiento y pensando en alguien que sumaría al juego esa definición plástica. Queríamos que nuestras siluetas dibujaran bellas acciones. Acciones procedentes de un juego sobre experiencias desconocidas. De la improvisación.
Habíamos definido con Alberto 3 fases de trabajo. Los 10 últimos días de agosto y principios de septiembre, mediados de octubre y los días previos al estreno.
La idea era, en una primera fase, abarcar las primeras ¾ partes del espectáculo, pero llegamos al final. Sucedió eso que pasa a veces, que la gente se divierte trabajando, se entiende y las acciones, el esfuerzo, fluye sin esfuerzo… jugando llegamos al final de la obra.
¿Qué hace Alberto en este montaje? Oficialmente es el coreógrafo, el director de movimiento escénico, pero es mucho más… inspira el ritmo, la confianza, el riesgo, la belleza de la acción que Paloma y Rosa generan en escena.
Había buscado para este momento una cita de Pina Bausch muy chula, pero no la encuentro, jejeje…
Para nosotros era muy importante que quien se sumara al equipo entendiera nuestros deseos, capacidades y la arriesgada autopercepción de no tener límites. Aunque nuestra autoconfianza sea alta, sabemos que hay cosas a las que no llegamos y aunque nos gusta bailar, no somos bailarinas. Pero claro…tiran las referencias, porque aunque no nos podamos definir como bailarinas, grandes referencias de todos los Baychimo están en gentes que generan belleza con sus cuerpos en movimiento.
¿Qué hace un coreógrafo trabajando con unos cuerpos no bailarinas? Pues no queríamos que nos hiciera bailar. Buscábamos la definición plástica de nuestro juego físico; queríamos que nuestros cuerpos generaran formas bellas en su proyección sombra, conformar una partitura de movimientos que nos sirviera de referencia en las repeticiones (que van a ser muchas), pero no queríamos bailar. Entre otras cosas, porque no somos bailarinas.
Y llegó Alberto.
Yo estaba con los Versos que Anidan en Béjar, así que Paloma fue a recogerlo a la estación de tren y lo llevó a su alojamiento. Después quedaron con Rosa a tomar una caña en el Libertén. Nada mejor que empezar el trabajo charlando en un bar.
La mañana arrancó con un pase.
No habíamos mandado a Alberto ni un vídeo de lo que habíamos estado trabajando, ni una foto. Sólo tenía algunos apuntes, muy generales de lo que estábamos buscando y de lo que necesitábamos de él.
Tendría que decirlo él, pero creo que en ese primer pase vió claramente lo que estábamos buscando. Digo que lo vió claramente porque después de una mañana que dedicó a elaborar un discurso común con Rosa y Paloma, llegó una tarde de primeras propuestas en la línea de la partitura.
Adelanto que desde la mesa solamente ha habido un no a las propuestas de Alberto. Desde el escenario también. La entrega de Rosa y Paloma a las propuestas de Alberto ha sido ejemplar. Él las ha conocido rápidamente y ellas no han frenado un impulso en ningún momento.
En la obra, en toda la partitura de movimientos, encontramos varias fases con diferentes actitudes coreográficas. Una primera fase donde la sombra aún “no ha aparecido” en la que las actrices juegan con la fuente de luz, con una bombilla que más tarde proyectará sus sombras. Aquí el esfuerzo era definir una partitura que tuviera como prioridad la definición de un movimiento natural, espontáneo, que no deje ver la coreografía. Queremos llenar la escena de acción, de cuerpos en movimiento, reconocible, partiendo del concepto espejo, mostrando nuestros cuerpos iguales a los de nuestros interlocutores, que atrape su atención contagie el ritmo y las risas; la alegría de moverse.
Una coreografía llena de alegría y espontaneidad que dá paso a la aparición de las sombras. Y aquí aparece el formalismo. La sombra. Grande. Mucho más grande que nosotras. Llena de posibilidades.
¿Me reconozco en la sombra?
Sí.
Soy yo.
La sombra soy yo.
Y puedo hacer lo que quiera.
Incluso puedo parecer otra cosa.
Puedo no parecer yo.
Las actrices se someten a este momento y pasamos de la definición de juegos visuales básicos y espontáneos a ir elaborando otros en los que va aumentando la complejidad plástica. Jugamos con el contraste entre lo grande y lo pequeño desde una perspectiva concreta, de representación figurativa, reconocible, a una propuesta plástica más abstracta.
En ese contexto, necesitábamos explorar las posibilidades expresivas de nuestros cuerpos. Contábamos con Alberto para guiarnos. Esa es la segunda parte de la partitura de movimiento.
La tercera parte de la partitura es puramente coreográfica.
Un espoiler.
Si no quieres saber el MacGuffing, que diría Hitchcock, salta el párrafo siguiente.
Hay un momento en el que las sombras de Paloma y Rosa deciden por si mismas y desaparecen. Paloma y Rosa deben recuperar su sombra.
Es en ese momento cuando aparece un nuevo elemento coreogŕafico. Esta vez muy reconocible y que expresa la búsqueda de lo perdido, la frustración y la alegría del encuentro.
La obra termina cerrando el ciclo de luz… hemos desarrollado una bonita relación entre nosotras y nuestras sombras y volvemos al objeto que lo inició todo: la bombilla. El reconocimiento de la luz en nuestro cuerpo…
Pues a grandes rasgos, esto sería una descripción de lo que pasó hace más de 1 mes.
Hemos tenido mucho trajín de bolos y desarrollo de proyectos, pero la energía ha estado en la asimilación de la partitura, en la defiinición de la propuesta de vídeos y mañana voy a por la escenografía.
Teníamos muchas ganas de contrastar la propuesta sonora y la partitura de movimientos con los niños y niñas. Volvimos a invitar a la nave a los niños y niñas de la guardería Bababá. Vinieron el martes 1.
Queríamos estudiar cómo la coreografía generaba la suficiente atracción para dejar clara la primera capa narrativa, es decir, cómo se asume esa historia que parte de algo muy asumible, normalizado: el juego de la luz y la aparición de la sombra y pasa a otra fase mágica fundamentada en la pérdida de la sombra y el deseo de recuperarla.
La partitura de movimiento tenía que dejar clara la historia, pero también el recorrido emocional de los personajes.
Las respuestas de niñas y niños a lo que se lanzaba desde el escenario ha sido estupenda y llena de pistas…
Estamos ya en la última fase de trabajo, con muchas ganas de cerrar todos los ciclos y estrenar. De poder encontrarnos con muchos niños y hacer que la obra empiece a crecer en su vida con el público.
Nos gusta mucho.
Ojalá nos encontremos.
Salud.
Disculpa la narrativa.